Esta imagen, impresión del perfil en tres cuartos de George Washington, apareció ayer ante mis ojos en una pantalla de varios metros de superficie, teniendo en cuenta el efecto visual y psicológico que esto conlleva.
Un billete norteamericano con la efigie del primer presidente firmado por Andy Warhol, hizo que el conocido símbolo ($) de su moneda en curso legal, quedara inmediatamente sustituido en mi imaginario como representante de don dinero.
Durante esta sesión que os relato, se nos hace una cuestión: ¿cuánto valdría un dólar con la rúbrica de un artista tan relacionado con el capitalismo?
Supongo que en el mercado del arte sería de unos cuantos de miles, pero de un valor incalculable en cuanto al bagaje cultural que nos proporciona, pues incluso nos lleva a crear nuevos términos.
Si en el siglo XVIII se refugiaron en categorías como lo sublime, hoy en día podríamos hablar de lo eco-icónico, perfectamente visible en, por ejemplo, la Gold Marilyn Monroe (1962) warholiana.
El disfrute estético quedó relegado en la pasada centuria por la transacción económica y el enriquecimiento personal. Deseoso estoy −si es que sigo en este mundo para ese entonces− de conocer cuál es el designio del arte en épocas venideras.
Andy Warhol, Gold Marilyn Monroe, 1962. MoMA Collection
David RafaelNoSanzio